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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

20
Abr
2011

¿Nos salva la muerte de Jesús o su modo de morir?

9 comentarios

Nos salva Jesús, pero no sólo por su muerte, sino por el conjunto de su vida y, sobre todo, por su resurrección. Porque en su vida, muerte y resurrección, se manifiesta la actuación amorosa de Dios con todos los seres humanos. Aclaremos ahora el sentido salvífico de la muerte de Jesús.
 

Cuando decimos que esta muerte es salvífica no es por razones mágicas. La Escritura, utilizando imágenes propias del momento cultural en que se escribe y de la teología del Antiguo Testamento que conocían y comprendían los primeros cristianos, dice que hemos sido salvados por la sangre de su cruz. O sea, por su vida entregada. La sangre es la vida. Pero esta vida entregada es la vida que nosotros, los seres humanos, le hemos arrebatado, aunque por otra parte, él la entrega libremente.
 

De ahí la pregunta: ¿cómo nos salva Jesús por su vida entregada, cuando en realidad su muerte debería condenarnos? ¿No es la muerte de Cristo el mayor pecado que pueda cometer el ser humano, el rechazo del Mesías de Dios, la negación de la salvación que Dios ofrece? Esta muerte debería condenarnos. Pues ella no es el precio que Dios exige para sentirse satisfecho. Es el rechazo de Dios en Jesús. ¿Cómo iba a agradar a Dios la muerte de su Hijo, cómo iba a complacerle el rechazo del Hijo por parte de los seres humanos? Si resulta salvífica es por el modo como asume Jesús su muerte. Cuando los hombres rechazan al Hijo y no se convierten, sorprendentemente el Hijo no sólo perdona a los que le matan, sino que les justifica, ofrece una razón al Padre para que les perdone: “No saben lo que hacen”. Viven en el engaño, creen que crucifican a un impostor. Si supieran lo que hacen, no lo harían. Y en este gesto de justificación, el amor de Jesús se manifiesta como más fuerte que el mal del mundo, y su humanidad como más fuerte que la inhumanidad de los que le matan. Este amor revela a Dios. Y Dios puede así convertir el gesto de rechazo en expiación por los mismos seres humanos que rechazan a Jesús.
 

No nos salva la muerte de Jesús. Nos salva Jesús por su modo de morir. En la Cruz se manifiesta, hasta más no poder, el amor de Jesús y el de Dios por el ser humano. Y esta manifestación nos llama a la conversión. Jesús nos salva convirtiéndonos, llamándonos de nuevo a la amistad con Dios, llevándonos a Dios.

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Juanjo
20 de abril de 2011 a las 13:30

Asumiendo este pensamiento con todas sus consecuencias creo que se podría decir, (y por prudencia tomo prestadas las palabras de un conocido teólogo) que.” La muerte de Jesús no fue necesaria ni física, ni jurídica ni socialmente. Dios no quiere la muerte de nadie ni necesita sangre”
Más urgente resulta transformar la desfigurada idea de un Dios déspota, sádico o vengativo que evidencia lo mal que se puede comprender la muerte de Jesús.
Otra idea que me parece que debe ser repensada o expresada de manera distinta es la contenida en el nº 555 del CIC; “Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén”.
Me da la impresión, que en la mente de muchos cristianos subyace la idea de que “Dios envió a su Hijo, para que lo matasen y así salvarnos”, que la vida y muerte de Jesús forma parte de la providencia de Dios.
Se dice en el mismo nº del catecismo “La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (Cf. Is 42, 1).” ¿No suena un poco raro hoy día esta afirmación del Magisterio…?
Lo cual hasta puede llevar a la conclusión práctica de que lo que Dios desea es nuestro sufrimiento. Eso es lo más grave

Isabel
20 de abril de 2011 a las 14:24

Dios"no quiere la muerte del pecador sino,que se convierta y viva".
La Pasión y muerte de Jesús entiendo que,se dio porque sabía bien del sufrimiento de la humanidad en todos sus aspectos:enfermedad:guerras:hambre:pobreza:caos sísmico:terremotos etc.Nos tenemos que enfrentar con todo esto.Dios quiere que vivamos,la creación entera nos habla de Su Amor hacia el hombre,que seamos felices,nuestra condición de pecado,de seres humanos,lo irremediable de la naturaleza,todo,nos ha de llevar a sufrimiento.
La esperiencia de un Hombre-Dios,que sufre en su carne el dolor,el desprecio,la ingnominia...nos sirve de estímulo,aceptación,configuración y,finalmente gozo y fortaleza por la certeza de que somos amados y que,vamos a vivir eternamente la dicha inefable de Su compañía.

Bernardo
20 de abril de 2011 a las 14:52

Durante muchos siglos se desconectó el modo de morir, las causas de la muerte histórica, con el porqué de morir, las causas teológicas. Eso llevó a no entender nada y caer en las peores interpretaciones posibles. Así, Anselmo entendía que la muerte de Cristo se había producido para poder pagar la deuda contraída por la humanidad con Dios y esa muerte nos hacía a todos culpables. Desde la segunda búsqueda del Jesús histórico tenemos claro que el modo de morir y sus causas históricas son las que dan fundamento a la resurección y que ésta va unida a aquél. La teología lo dice así: el resucitado es el crucificado y ser crucificado es el destino de los que se oponen al Imperio.
Lo que aún falta por convertir en patrimonio de todos los cristianos es que la muerte de Jesús fue provocado por la oposición a un orden socio-histórico concreto al que se opone el Reino de Dios como un orden, también socio-histórico aunque trascendente, que los cristianos estamos llamados a implantar en medio del orden imperial actual, el Imperio Global Postmoderno.

Amor Libre
21 de abril de 2011 a las 11:54

La libertad de Jesús al afirmar que nadie le quita la vida,sino que es Él quien libremente la ofrece, nos muestra nuestro camino como cristianos. No caben falsos victimismos. Ceñidos los lomos para el servicio, para el trabajo, como hoy, Jueves Santo, Jesús se ciño un paño a la cintura para el servicio del Amor fraterno: lavar y secar los pies a sus discípulos y hermanos. Dar nuestra vida desde nuestra libertad personal,por Amor. Morir y resucitar con Él. Porque como nos recuerda Pablo " si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra esperanza".La Cruz Gloriosa. El auténtico Amor Libre de Cristo que desde la Libertad transforma nuestra finitud en Hálito Eterno.

Gracias Martín por este preludio al Triduo Pascual, que deseo pleno y fecundo para todos.

Desiderio
22 de abril de 2011 a las 00:35

Yo creo que la cruz no es tanto un designio divino como una elección del hombre, o mejor dicho una consecuencia de su libre albedrío. Como dices, la salvación no viene sólo por la cruz, sino por toda la vida del Señor, de la cual la cruz no es sino una parte. El que nos salva, el que nos eleva al Padre, es Jesús con su manera de vivir. Y muestra de esa manera de vivir es esa manera de afrontar su muerte. Yo creo que está tan extendida y es tan perjudicial esa idea de identificarnos tanto con la cruz del Señor que parece que nos olvidamos de su mensaje de amor y de gracia. A veces me imagino al Señor muriendo anciano. ¿Acaso si Jesús hubiera muerto de viejo, no habría cumplido su cometido, a saber, enseñarnos el camino hacia el Padre a través del amor? Yo creo que la cruz presenta dos aspectos, uno accidental y otro necesario. El primer aspecto lo pienso en el sentido de que la cruz no fue algo planificado por Dios, como para cobrarse una deuda, sino de alguna manera algo escogido, elegido por el ser humano. Fue el ser humano el que desde su libertad decidió crucificarlo, y ¿no podría haber tomado otra decisión? El segundo aspecto lo pienso en el sentido de que era la única manera en que la mezquindad del hombre o su orgullo podían ser abatidos. El ser humano necesita matar a Cristo, cada uno de nosotros, para darse cuenta de que con esta aparente victoria no ha conseguido nada, tan sólo aumentar su vacío. Y sólo bajo esta experiencia, en la que parece que ya lo ha conseguido todo, el ser humano se da cuenta de que no ha conseguido nada, al contrario, que le falta todo. Es en este sentido que comento que la cruz era el único camino para que pudiéramos atisbar algo de la intimidad de Dios.

Ignacio Antón
22 de abril de 2011 a las 14:07

Gracias, fray Martín, por tu acertada reflexión. Creo que también podríamos decir algo semejante a lo que apuntas si afirmamos que no nos salva la muerte de Jesús sino su amor. Su amor incondicional a Dios y al ser humano que le hacen aceptar una muerte injusta que el no busca ni desea. Su amor fiel hasta las últimas consecuencias. Feliz Pascua.

Xristoforos Theotokou
23 de abril de 2011 a las 01:38

Si no importa quisiera que, aún siendo éste un sitio de los hijos de Santo Domingo, nos dijera unas palabras san Francisco de Asís:

"la voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, que él nos dio y que nació por nosotros, se ofreciera a sí mismo por su propia sangre como sacrificio y hostia en el ara de la cruz; no por sí mismo, por quien fueron hechas todas las cosas (cf. Jn 1,3), sino por nuestros pecados"

Me llena espiritualmente más saber que Dios está dispuesto a todo por salvarnos, hasta morir en la cruz, por amor hacia nosotros. ¿Qué dios, profeta o líder ha estado dispuesto a hacerlo, dispuesto a dar su vida en la cruz por nosotros? Nadie, ni Buddha, ni Mahoma, ni Zoroastro, ni Sócrates, ni Adam Smith, ni Marx, ni nadie; sólo Cristo, Dios encarnado, ha dado su vida por nuestra vida cuando no lo merecíamos y por amor a nosotros.

Luis Fernando Pérez
23 de abril de 2011 a las 02:28

Cristo, Cordero de Dios sacrificado para expiar nuestros pecados:
http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1104211156-cristo-cordero-de-dios-sacrif

John
8 de abril de 2015 a las 22:58

Todavía sigo sin entender de qué nos salvó al morir. Con todo respeto, su muerte generó un gran cambio en la historia donde se luchaba por mantener su nombre a través de la violencia. La iglesia discriminó a todas la personas que no creyeran y gracias a eso hubo mucha masacre. Esto benefició a reyes, sacerdotes y aristócratas quienes utilizaban su nombre para hacer las cosas a su antojo mientras que el pueblo era sometido.

Hoy en día se vé lo mismo, mucha violencia, los pobres cada vez mas pobres y los ricos cada vez mas ricos. De qué nos salvó Jesus? no sé.... ¿Dios se hizo carne para hacerse morir y revivirse? ¿Toda la gente buena que no crea en Dios, o Cristo serán juzgados? ¿Por qué Dios necesita que lo esten adorando? (Tal vez el hombre necesita de eso para ejercer control sobre los demás) ¿Si Dios el que condena que hace el diablo? ¿Si Dios puede destruir al demonio por qué este existe? ¿El demonio es necesario para el propósito de Dios? Si es necesario, es malo exista el demonio? ¿Dios es un ser de amor y de ira? (Averiguenlo en el antiguo testamento, Dios ama y castiga con su ira a los desobedientes). Después de la muerte de Jesus, el ser humano quedó libre de tragedias, terremotos, guerras, sufrimiento y dolor etc.? ¿Dios le da la espalda a los ricos? ¿Por qué hay más guerras entre pobres? En fin si sigo preguntando no terminaré...

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